Acumulaciones de aire frío en las Vegas del Argos y del Quípar durante la madrugada, al quedar el viento en calma, cuando se contrarrestan la brisa de montaña y el flujo de Levante.
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Ahora tenemos una situación diferente. En superficie existe un pequeño flujo de vientos de Levante casi constante, impulsados por el borde occidental del Anticiclón Siberiano. Este flujo se percibe claramente en las horas centrales del día, haciendo que la brisa de valle habitual, aumente su fuerza. En cambio durante las horas nocturnas no lo notamos, pero tampoco la brisa de montaña. ¿Por qué?. Es muy sencillo, el flujo de Levante “contrarresta” la brisa de montaña nocturna, permitiendo una calma del viento poco habitual en las zonas medias y altas de Cehegín, durante las madrugadas invernales y bajo condiciones anticiclónicas. Esto permite que el suelo irradie su calor sin problemas y baje la temperatura de forma acusada. Además, durante las horas diurnas, este flujo de Levante en superficie, aporta humedad a las capas bajas de la atmósfera, la cual queda atrapada bajo la inversión térmica favoreciendo la formación de bancos de niebla.
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